El Bienvenido
«Quítate la blusa». «No, ¿y eso para qué?». «Quítatela». «No, no, hasta allá tampoco. No». «Ven, quítatela. No te voy a hacer nada que no te vaya a gustar, te lo prometo. ¿No confías en mí?».
«Quítate la blusa». «No, ¿y eso para qué?». «Quítatela». «No, no, hasta allá tampoco. No». «Ven, quítatela. No te voy a hacer nada que no te vaya a gustar, te lo prometo. ¿No confías en mí?».
Se sobrecogió reparando en la imagen de la pequeña criatura, pues detrás de ella había un hombre extraño que no hacía más que verla con ojos ansiosos…