El planeta Tierra fue mal nombrado. Debería llamarse el planeta Agua por sus más de tres cuartas partes compuestas por este elemento, teniendo en cuenta, además, que los 1.386 millones de Km3 de agua existentes es una cantidad que no ha variado desde hace miles de siglos. A pesar de ese inmenso volumen de líquido perenne, desde hace poco más de veinte años se viene proclamando que el agua se está acabando. La razón es simple y abrumadora: se calcula que el 97 % del agua de la Tierra es salada y apenas un 3 % de esta es dulce.
Ahora, veamos, un 70 % de tal agua dulce está congelada en los polos y glaciares del mundo y el 30 % restante se encuentra velado en depósitos subterráneos. Solo el 0,3 % del agua dulce del planeta está en ríos, humedales, lagunas, etcétera, y presente en los organismos animales y vegetales, lo que nos deja un aproximado ínfimo del 1 % de agua libre y apta para el consumo humano.
Colombia: capítulo de una humanidad suicida
A diario ponemos en jaque la posibilidad de que siga existiendo vida en la Tierra dentro de relativamente pocos años. La contaminación, el calentamiento global, la deforestación, la mala utilización de los recursos naturales y de la energía, entre otros fenómenos causados por el hombre, afectan directamente la calidad y la cantidad de agua dulce de la que disponemos. De ahí que se esté gestando una crisis de agua potable en el mundo, la cual se intensifica por el desequilibrio natural de los depósitos de agua: solo en nueve países se halla concentrado el 60 % del total del agua consumible del planeta. Estas privilegiadas naciones se encuentran ubicadas en el trópico equinoccial, región que rodea la línea ecuatorial, donde cae la mitad del agua lluvia de todo el globo. Usted pensó bien, sí, Colombia está en el centro de esa zona. La Amazonía y la selva del Chocó son unas de las más importantes selvas húmedas del mundo y nuestro país fue fundado sobre ellas, convirtiéndonos en uno de los cuatro únicos países, junto a Brasil, Indonesia y El Congo que, según el semanario británico The Economist, tienen «agua en abundancia».
Sabiendo esto, usted se preguntará por qué en Colombia se está hablando de escasez de agua, cuando somos una fuente continua del líquido vital. Pues bien, la distribución desigual del recurso natural es causa de que, en una potencia hídrica como Colombia, más de 21 millones de habitantes no puedan acceder al suministro del servicio de agua; asimismo, el mal manejo de las fuentes de agua agrede la biodiversidad y la pesquería, afectando en consecuencia la alimentación y la sostenibilidad de la población. Se calcula que dentro de unos 25 años, Colombia estará en un serio aprieto ambiental si no se vigorizan hoy las medidas que refrenan la contaminación de las aguas y, en general, el abuso ambiental de la industrialización.
Aguas en Bolívar y un emisario controvertible
El río Magdalena no es el más largo que tiene Colombia, pero sí resulta ser el más importante desde el aspecto económico. Paradójicamente, es el río con más polución del país gracias a que recibe aguas de las grandes urbes a través del Bogotá, el Medellín y el Cauca, ríos que desembocan en este cauce, explica el Dr. Boris Johnson, Ph. D. en Ciencias Ambientales de la Salud de la State University Of New York. Según el experto, Cartagena y Barranquilla son las ciudades más afectadas por la contaminación del Magdalena, en especial la bahía de Cartagena, debido a su significativa actividad industrial y turística. Precisamente gracias a la relevancia otorgada a la bahía de Cartagena, en 1995 se puso en marcha el Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado de la empresa Aguas de Cartagena S. A. E.S.P., el cual culminaría en 2012 con la instalación y puesta en funcionamiento de un polémico emisario submarino. El proyecto contó con una inversión de 665.000 millones de pesos, dilucidados entre aportes de 380.000 millones de pesos (57 %) por parte del Distrito y la Nación, y 285.000 millones (43 %) provenientes del mismo Acuacar, y cuenta con el respaldo de la OMS (Organización Mundial de la Salud), así como con la satisfactoria experiencia de los más de 80 emisarios submarinos instalados en Latinoamérica.
A pesar de estas positivas señales, el proyecto ha sido criticado por peritos en materia ambiental, entre esos Edgar Quiñones, Ph. D. en Ingeniería Ambiental de la University Of Guelph, experto en aguas contaminadas, quien afirma que el proceso de pretratamiento del emisario submarino de Cartagena no es suficiente para el filtro de aguas residuales y estas van a parar a Punta Canoas, otra de las numerosas poblaciones que conforman casi el 80 % de municipios y corregimientos en Bolívar que están a mitad de camino a acceder al servicio de agua potable o alcantarillado. El Dr. Johnson secunda esta posición, alegando que no es posible que los desechos metales (plomo, níquel, mercurio) que van directamente al mar sean destruidos por procesos químicos naturales, permaneciendo allí y contaminando las poblaciones aledañas y la biota. Por su parte, Henry J. Salas, asesor en control de contaminación del agua del CEPIS (Lima, Perú), explica en su investigación[i] que desde los inicios de la humanidad los océanos han sido receptáculo de desechos humanos sin sufrir trastornos en su composición química, pues la contribución de aguas servidas producidas por el hombre es mínima. Para explicar esto, J. Salas cita al Dr. John D. Isaacs, quien comprobó que la descarga fecal de las anchoas de las aguas costeras del sur de California era equivalente en contenido orgánico a las aguas cloacales de 90 millones de personas, subrayando que la de las anchoas es solo uno de los cientos de especies de vida marina. Sin duda ese argumento deja sin piso muchas de las críticas, pero en cuanto a la implantación y funcionamiento de emisarios submarinos, J. Salas destaca que se deben evitar las descargas de aguas residuales cerca de comunidades biológicas naturales y sensibles como los arrecifes corales.
Agua y Energía para nuestro país
Del 13 al 16 de enero de este año, se reunieron en Zaragoza, España, nueve agencias y programas de Naciones Unidas y más de 120 expertos, representantes de empresas internacionales del agua y la energía, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, con el fin de preparar la celebración del Día Mundial del Agua 2014, el cual tiene como tema principal «Agua y Energía». El objetivo es interrelacionar las herramientas y métodos disponibles para asegurar que los requerimientos de agua y energía en el mundo puedan ser atendidos en los años siguientes. Se prevé que para el año 2050 la demanda de agua superará el 44 % de los recursos disponibles anuales, mientras que la de energía podría elevarse en un 50 % hacia la fecha.
Para cumplir este propósito, Colombia debe concientizarse inmediatamente de que, si utilizara de manera eficiente sus extraordinarios recursos naturales, dentro de muy poco podría convertirse en una principal fuente de exportación de energía eléctrica, cuando muchos otros países solo pueden generarla por combustión de carbón y derivados del petróleo, técnicas que alimentan el calentamiento global, el efecto invernadero, entre otras afectaciones irreparables al medio ambiente. Es nuestro deber, como potencia hídrica natural, apersonarnos de la problemática que hemos ayudado a crear y adherirnos, desde nuestros hábitos cotidianos y domésticos, a la solución de la crisis, porque la humanidad no cuenta, en realidad, con inacabables 1.386 millones de Km3 de agua.
[i] Emisarios Submarinos, alternativa viable para la disposición de aguas negras de ciudades costeras en América Latina y el Caribe. Fecha original 1988, actualizado en 1995. Lima, Perú.